Todo el mundo que la visita lo confirma: al ser una ciudad de tamaño medio y sin demasiado desnivel, Barcelona es perfecta para callejear e ir encontrando pequeños rincones que no puedes perderte en alguno de tus viajes a la ciudad condal. Hoy vamos a adentrarnos en el Barrio Gótico, uno de los puntos neurálgicos de Barcelona y vamos a entretenernos en tres monumentos que se hayan en ese barrio y que, tal vez, pueden pasar desapercibidos a la vista del turista e incluso del barcelonés de toda la vida.
Homenatge al Castellers
Por un lado, si te dejas caer por la plaza de Sant Miquel, que está detrás del ayuntamiento, encontrarás ‘Homenatge als Castellers’, un monumento obra del escultor catalán Antoni Llena i Font. Doce tubos de acero inoxidable de 10 centímetros de diámetro se entrelazan hasta una altura de 26,5 metros. Es una escultura conceptual que representa la fragilidad y, a la vez, la fuerza de un ‘castell’.
Monumento a Ángel Guimerà
Unas calles más abajo, cerca de la Basílica de Santa Maria del Pi, en la plaza de Sant Josep Oriol se encuentra una estatua en homenaje a Àngel Guimerà, escritor, poeta y dramaturgo autor de ‘Mar i Cel’ o ‘Terra Baixa’, entre otras y uno de los máximos exponentes de la Renaixeça, movimiento de recuperación política, cultural y literaria que, sobre todo en el último cuarto del siglo XIX se desarrolló en Cataluña para dignificar la lengua y literatura catalanas. Además, su figura está muy ligada al barrio ya que residió en la calle Petritxol durante los últimos años de su vida. La escultura fue modelada en yeso por Josep Cardona i Furró en 1909 y replicada en bronce por Josep M. Codina en 1983. Ocupa el espacio central de la plaza, situada en uno de los antiguos fosos de la iglesia del Pi, urbanizada en 1820.
Fuente de Santa Ana
Si nos dirigimos hacia la confluencia de la calle de Cucurulla con Portal del Ángel, nos encontraremos allí la fuente de Santa Ana, un monumento que data del año 1356 y que está adosada al edificio del Real Círculo Artístico. ¿Por qué? Porque detrás de los surtidores se encontraban las tuberías de entrada de agua. En una época en que las gentes de Barcelona no tenían agua corriente en sus casas, la construcción de esta fuente pública estaba destinada a aliviar esa necesidad. Aún así, en sus inicios fue un abrevadero para caballos. La fuente ha sufrido varios cambios y reformas a lo largo de los siglos. Cabe destacar la que realizó Josep Aragay en 1918, que decoró las paredes con cinco plafones de cerámica y elaboró unos jarrones que se colocaron en la parte superior de la estructura. Actualmente, la fuente cuenta, además de con esta decoración cerámica, con un escudo de la ciudad en el cuerpo central y mascarones en cuatro de sus paredes. Aún con sus reformas, es la fuente más antigua de Barcelona. Si te ha gustado adentrarte por el barrio Gótico con nosotros, en el blog de Hotel Arc La Rambla seguiremos publicando más información y curiosidades e Barcelona. ¡Sigue nuestro blog y no te pierdas las últimas novedades!